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¿Una nueva puerta para Israel en África?

Foto GPO

La relación de Israel con África parece empezar un nuevo camino: tras décadas sin relación directa con el África subsahariana, en un período de tiempo limitado, Netanyahu se ha reunido con Idriss Déby, el presidente de Chad. Sin embargo, la visita resultó tener un gusto amargo: Deby no se presentó ante el primer ministro israelí con humildad e intenso deseo de establecer conexiones políticas, sino con una larga lista de demandas básicamente de cariz militar – específicamente, sobre la extensa venta de armas.

El interés inicial de Netanyahu puede verse afectado tras comprender las consecuencias que dicha relación podría acarrear. Déby pretende convertirse en un fuerte aliado de Israel en el centro de África a cambio de extensivas ventas de armas, así como de cooperación de seguridad. A pesar de que Netanyahu evitaba en presentaciones públicas la mención de dicho aspecto y la revelación de detalles, la parte referente al armamento no ha podido esconderse, debido en parte al historial obvio del gobierno de Chad y de Netanyahu al respecto. La cuestión de si Israel cederá a las altas demandas de Chad se aclarará en las próximas semanas tras reuniones entre ambas partes, puesto que aún hay divagaciones sobre qué dirección tomar y qué demandas cumplir en el seno del mismo gobierno israelí.

Sin embargo, ¿por qué se mostraba Netanyahu tan tenso ante una personalidad como Déby? La pretenciosa imagen que Israel quiere dar sobre sus alianzas con países africanos – la de ser promotor de tecnologías agriculturales punteras y de altas tecnologías – no pueden aplicarse siempre, y, sin duda, no son el punto importante en las reuniones habidas con líderes políticos de Chad. No se trata de Déby, sino de lo que retomar las relaciones pueda significar en un futuro próximo.

Israel ya ha vendido armas a Chad en el pasado reciente, especialmente para la lucha contra los rebeldes en el norte del país, además de haber proporcionado armas para luchar contra milicias islamistas en el continente, como Boko Haram – como ya han hecho otras entidades occidentales como Estados Unidos. En la conferencia de prensa del pasado 25 de noviembre, Netanyahu ya arguyó que uno de los puntos clave de la relación de Israel con Chad es por la lucha común contra el terrorismo islámico.

A pesar de ello, Chad no usa todo el armamento proporcionado sólo para luchar contra milicias islamistas, sino también para cuestiones que alertaron – y aún alertan – por la violación de derechos humanos. Israel, por su parte, ha vendido armas a países violadores de los derechos humanos durante décadas – Sudáfrica, Ruanda, y, últimamente, a Sudán del Sur.

Si las relaciones internacionales de Israel se encuentran en un momento delicado – especialmente por la situación en Oriente Medio tras el declive en la guerra de Siria y la tensión en Arabia Saudí -, apuntando a un futuro incierto, cada medida tomada o sin tomar cuenta, e Israel, quizás proclive a intentar ganarse aliados de moralidad dudosa, debe ser precavido en cada paso por dar en el futuro próximo. Si Israel retomara relaciones abiertas con Chad, sería dar finalmente la imagen pública de amigo de países que han violado los derechos humanos, y detalles como su falta de aprobación y participación con las fuerzas de paz de las Naciones Unidas serían desplazados a la superficie.

Tras la visita de Déby, varios focos alegaron la posibilidad de que Israel y Sudán empezaran a dialogar para tener relaciones diplomáticas formales, pero el gobierno sudanés, así como otras fuentes, lo consideran improbable. Se trataría de un proceso que se originaría en 2017, cuando Estados Unidos alzó el bloqueo al que sometió a Sudán, el cual rompió la relación con Irán. Ambos hechos habrían, según algunas fuentes, llevado a Israel a sugerir la retoma de relaciones con Sudán a manos de varios países mediante reuniones secretas con miembros de la inteligencia sudanesa.

A pesar de todo, hay que tener en cuenta que Omar Al-Bashir, presidente del Sudán, ha denegado tener intención de establecer relaciones diplomáticas con Israel: no sólo por la causa palestina, sino también porque Israel ayudó a las milicias de Sudán del Sur en la guerra de independencia de este nuevo estado.

Hay, además, otra posible razón por la cual acercarse a Sudán: la península del Sinaí sería uno de los puntos mediante los cuales las armas llegarían a Gaza y, al tener relaciones cordiales con sus vecinos, Israel se aseguraría la escasez armamentística de Hamas por una parte neural vital.

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