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El giro pragmático de Hamas

  • Federico Gaon
  • 24 במאי 2017
  • זמן קריאה 3 דקות

A principios de mayo trascendió que el grupo palestino Hamas habría reconocido implícitamente que un Estado palestino puede basarse en los límites de 1967, antes de que Israel se expandiera en la guerra de los Seis Días. Consecuentemente, la agrupación islamonacionalista estaría renunciando, por lo menos temporariamente, a la histórica pretensión de una Palestina “desde el Jordán hasta el Mediterráneo”. Es decir, estaría reconociendo tácitamente la existencia de Israel, aunque no así su derecho a existir. Suponiendo que esta interpretación sea adecuada, Hamas estaría intentado proyectar que está “moderándose”; blanqueando su imagen, y abriendo la ventana a potenciales negociaciones con los actores de la región.

Este desarrollo podría ser especialmente relevante a la hora de tratar el conflicto israelí-palestino. Por eso cabe preguntarse que llevó a Hamas a este rumbo, y qué posibilidades hay de que en efecto haya un deslechase positivo. ¿Son reales los indicios que sugieren que los tiempos están cambiando? ¿Se puede confiar en Hamas? Para empezar, lo que sucedió concretamente fue que Khaled Meshal, el exiliado líder saliente de la organización, anunció la introducción de un documento político con nuevas directrices. Busca darle a Hamas dinamismo, para que tenga la flexibilidad para hacer negocios. Así y todo, Meshal dejó en claro que el objetivo ulterior de la plataforma continúa siendo “la completa liberación de Palestina”, y que no pueden hacerse concesiones –independientemente de toda realidad o coyuntura–. Esta ambigüedad significa esencialmente que, aunque el grupo podría contemplar convivir con “el ente sionista”, está postergando la lucha armada, acaso iniciando una tregua unilateral por una duración indeterminada.

Las autoridades israelíes han dejado en claro su escepticismo, planteando que las declaraciones de Meshal son una cortina de humo para ocultar las intenciones verdaderas de su agrupación. Desde luego, es muy temprano para poner a prueba la pretendida moderación de la plataforma militante, cuyo propósito fundacional está atado a la destrucción de Israel. Por este motivo, a diferencia de lo que algunos medios han reportado, aún no es preciso hablar de la existencia de una nueva carta orgánica. En tanto el grupo no deje entrever que su comportamiento ha cambiado, su virulenta carta fundacional de 1988 seguirá vigente. Aunque el nuevo documento distingue entre judíos y sionistas, ablandando el tono antisemita del texto fundacional, queda por verse cómo evolucionará la retórica del movimiento. Los ayatolas haces la misma diferencia, y sin embargo niegan el Holocausto con caricaturas antisemitas.

Hamas bajo la mira

Vistas las cosas desde una perspectiva más amplia, las declaraciones de Meshal no necesariamente están orientadas a cambiar la percepción de los israelíes. Ocurre más bien que Hamas tiene una prioridad específica, reflejada en que quiere congraciarse con la mayoría de los Estados árabes, que consideran al grupo islamista un lastre. En vista de los jugadores musulmanes del vecindario, Hamas no es fidedigno de confianza por varias razones.

En primera instancia, sus lealtades son cambiantes. En 2012, con el trasfondo de la guerra en Siria, los regentes de la Franja de Gaza mudaron su oficina de Damasco a Doha, y se distanciaron de sus benefactores iraníes. En aquel entonces el conflicto sectario contribuyó a que el grupo se apartase del eje chiita que antagoniza con el sentimiento que predomina entre los sunitas. No obstante, más recientemente, a partir del año pasado, el grupo empezó a reconciliarse con Teherán. Esto se debe a que el patronazgo de Qatar no le alcanza al movimiento islámico, especialmente desde que Mohammed Morsi fuese derrocado en 2013. El expresidente egipcio afiliado a la Hermandad Musulmana representaba un aliado prometedor a quien no le dejaron cumplir. Por ello, desprovistos de patrones con peso regional, a los líderes de Hamas no les quedó opción salvo reanimar viejas amistades. Ahora bien, es evidente que Teherán no puede hacer mucho por Hamas en tanto su atención esté fijada en Siria y en Irak.

En segundo lugar, la campaña beligerante de Hamas contra Israel se ha vuelto un dolor de cabeza en capitales árabes cada vez más dispuestas a normalizar relaciones con Jerusalén. Desde que el grupo tomara posesión de Gaza hace ya una década, viene provocando a Israel lanzando cohetes contra su territorio,

Federico Gaon

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