El problema con los asentamientos y el balance de la ecuación de Kerry
Los últimos días hemos leído incontables opiniones acerca de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (UNSC) 2334 y del posterior discurso del Secretario de Estado de EEUU, John Kerry. Entre todo el ruido de esta discusión, pienso que hay dos puntos importantes que vale la pena comentar.
Una de las críticas más importantes que ha recibido Kerry en esta campaña diplomática se basa, en palabras de Benjamin Netanyahu, en la "obsesión" de Kerry con los asentamientos. No es difícil notar que la proporción del tiempo, el largo y énfasis de los textos (resolución y discurso) dedicados a este tema han sido objetivamente altos en comparación al dedicado a otros ejes centrales del conflicto.
El problema, en mi opinión, no fue el tiempo dedicado a discutir los asentamientos, sino la forma en que se hizo y su justificación. Con sus acciones (ignoro si en realidad él mismo lo comparte o no), Kerry dio una importante palmada en la espalda a quienes creen y difunden la idea de que los asentamientos (todos) son los culpables del fracaso en las negociaciones de paz y la imposibilidad de reiniciarlas. Factualmente esto no es cierto (este al menos no es todo el cuento). A largo plazo, lo verdaderamente problemático de los asentamientos (si ignoramos el no menos importante tema del alejamiento entre las posturas partes producido por las opiniones respecto al tema), es que la expansión (http://www.matzavblog.com/2016/07/a-primer-on-building-beyond-the-green-line/) de algunos de ellos altera los hechos sobre el tereno y realmente ponen en riesgo la creación de un estado palestino con una continuidad territorial viable.
Este, tal vez, es el gran doble error de Kerry: por un lado no ser capaz de diferenciar entre asentamientos de distinta naturaleza, y por otro no presentar el caso correcto en contra de la construcción de aquellos asentamientos que sí torpedean el proceso de paz a largo plazo.
Por otra parte, esta confrontación entre Bibi y Kerry nos aclaró que cada una de las partes involucradas en el conflicto tiene una forma muy diferente de entenderlo. El argumento de Bibi suele ser que el eje del conflicto es la indisposición de los palestinos a reconocer a Israel como el estado judío (i.e. de la nación judía), y esta es la razón del fracaso de las negociaciones. En este sentido, Bibi ve la retirada de Cisjordania como el "pago" o "sacrificio" que está dispuesto a hacer a cambio del reconocimiento del estado judío. Como corolario, el congelamiento de la construcción de asentamientos se ve como un resultado las negociaciones y no como un pre requisito a ellas.
Por su parte, Abbas argumenta que la construcción continua y la expansión de la colonización por parte de Israel al este de la línea verde son la razón del fracaso de las negociaciones. Los palestinos ven como ilegítimo, ilegal y completamente inaceptable que Israel construya en ninguna fracción de lo que ven como su territorio. Las implicaciones en este caso son que Abbas exige como pre requisito para negociar que Israel cese por completo las construcciones.
No sin antes decir que a todas luces el discurso fue mucho más favorable a Israel que la declaración (algunos argumentan que Kerry intentó un damage control), entre los dos documentos el Secretario equiparó la importancia de detener los asentamientos por parte de Israel con la importancia de que los palestinos detengan la violencia y su incitación (con mucho énfasis y detalle en los asentamientos y una redacción ambigua con respecto a la violencia palestina).
Este punto nos demuestra la distancia en las posturas que hay entre Kerry y Bibi incluso antes empezar la discusión, y explica por qué las palabras y acciones del secretario estadounidense cayeron tan mal en oídos del Premier israelí. Bibi, al escuchar la severidad de la condena de Kerry a los asentamientos, lo mínimo que esperaba era que el Secretario dedicara los mismos recursos a exigir a los palestinos reconocer a Israel como el estado-nación de la nación judía, no que solamente exigiera a Abbas ser más severo en su condena al terrorismo.
Un acuerdo de paz no es sinónimo de lograr la paz. Confundir estos conceptos resulta torpe y contraproducente. Cuando hablamos de conseguir un acuerdo de paz, no debemos asumir la ilusión que el día después de la firma, judíos y palestinos saldrán todos juntos en masa a abrazarse y cantar juntos. Un verdadero proceso de paz se logra desde abajo, trabajando en la educación de las personas y cerrando las brechas entre las narrativas. Este es un proceso largo -larguísimo-, tedioso y complicado.
Esto no significa que no haya argumentos para avanzar de todas formas un acuerdo ahora: algunos dirán que este es el primer paso en el proceso más largo, otros dirán que los dos son procesos independientes en su importancia, y otros dirán que el acuerdo es lo único que realmente importa.
Lejos de poder decir con certeza cuál va a ser el camino que va a seguir el conflicto en los próximos años, lastimosamente es claro que los 8 años de Obama+Bibi no fueron demasiado productivos. Las razones para este fracaso son muchísimas. Queda como una pregunta abierta cuál será el efecto a largo de este blitz diplomático de despedida de la administración Obama. El consuelo, por supuesto, es que tenemos todo un 2017.
* La visión presentada del lado israelí es exclusiva de (este) Netanyahu. Esta visión no necesariamente representa el total del espectro ideológico israelí. Lo mismo aplica a Abbas y los palestinos.